De almacén abandonado a hogar saludable y sostenible en el centro del pueblo. El sueño de una vida, hecho realidad.

PASSIVHAUS ENTRE MEDIANERAS EN LA GARRIGA

Un almacén abandonado sin encanto… pero un patio a sur, medianeras de piedra, en pleno centro del pueblo…

CONTEXTO

Año 2000, Escuela de Arquitectura de Barcelona. “Pues a mí lo que me haría ilusión sería vivir en una casa entre medianeras, en el núcleo urbano, para poder ir caminando o en bici a todas partes. Con mi patio al sur, mi pequeño huerto… una casa pequeña, que no dé mucho trabajo”. Tuvieron que pasar 24 años, 2 hijas, vivir una pandemia y dejar la ciudad para hacer realidad aquella idea feliz. Este, pues, no es un proyecto cualquiera. Es la culminación de una manera de entender la vida y la arquitectura.

PROGRAMA

La casa debía permitir la vida de una familia de cuatro y también la actividad profesional de los dos como arquitectos. El almacén existente, de planta baja y (medio) piso, era suficiente si añadíamos el cuerpo auxiliar al final del patio para nuestro despacho.

Una entrada muy permeable con la calle (evitando el típico garaje oscuro y la entrada peatonal estrecha), un espacio de entrada polivalente, donde guardar las bicicletas y salir rápidamente, donde poder aparcar la furgoneta antes de un viaje o donde poder comer en verano cuando viene mucha gente y no se puede estar en el patio por el intenso calor. Un colchón entre el espacio público y el espacio privado. El cerramiento diseñado permite abrirse por completo a través de tres hojas correderas y también permite, para el día a día, abrir solo una de ellas de forma abatible.

La entrada al espacio privado se hace a través de una puerta de vidrio que permite una vista lejana hasta el final del patio (donde está el despacho).

Todo amplio, todo fácil, con luz descendiendo en la zona central a través de tres lucernarios sobre la escalera. Una cocina cómoda con visión y relación directa con la sala comedor y el patio. El hueco bajo la escalera alberga el baño accesible y una zona de almacenamiento.

La escalera-biblioteca nos lleva al primer piso, donde nos recibe un espacio central bañado de luz entre las habitaciones de las niñas, la nuestra y los espacios húmedos. Este espacio vuelve a ser un lugar indeterminado donde se estudia, se dibuja, se lee, se dobla ropa o se hacen estiramientos. Nos encanta estar allí y escuchar la lluvia caer sobre los lucernarios.

Las niñas disfrutan de una gran habitación doble que da al patio, y que en el futuro podría llegar a dividirse en dos (esperemos que no). Nuestra habitación, que da a la calle, al norte, se accede a través del área de los lavabos, aprovechando al máximo el ancho que ofrece una construcción entre medianeras de 4,75 m. En el otro baño, se aprovecha el espacio para tener un armario para la lavadora.

SOSTENIBILIDAD

Este proyecto es nuestra carta de presentación como personas y como arquitectos. Aquí hemos podido llevar al extremo nuestra manera de pensar y de vivir, siendo muy sensibles a los conceptos de ahorro energético, huella de carbono, salud y aprovechamiento de recursos existentes (también del clima). Aprovechar vs demoler y construir de nuevo.

A nivel de eficiencia energética, se optó por la certificación Passivhaus (Enerphit al tratarse de una rehabilitación), logrando la certificación con una demanda energética muy baja (18kwh/m2.año), acercándonos a los valores exigidos para obra nueva. Gracias al grosor del aislamiento, una excelente ejecución en cuanto a la hermeticidad de la casa (0,75 renovaciones/hora) y un análisis cuidadoso del clima, se tomaron decisiones valientes que renunciaron a la refrigeración para el verano (utilizando la ventilación natural nocturna a través de las ventanas y el lucernario sobre la escalera) y se decidió contar únicamente con una resistencia eléctrica vinculada a la ventilación mecánica controlada para calefaccionar en invierno (si fuera necesario). Nuestros radiadores son las ventanas y los lucernarios al sur.

Entendemos que una casa pasiva debe poder prescindir de instalaciones si es posible, y hacer uso de estrategias que históricamente siempre se han utilizado para obtener confort. Orientación solar, inercia térmica, ventilación natural… conceptos abstractos que, analizados para cada lugar, pueden ser de gran ayuda. En este caso, podemos decir que así ha sido.

A nivel de instalaciones, se recurrió a una bomba de calor de aerotermia para la producción de ACS (agua caliente sanitaria) y al sistema de ventilación mecánica con recuperador de calor, que una casa Passivhaus debe tener.

CONSTRUCCIÓN Y MATERIALIDAD

Los materiales escogidos se seleccionaron teniendo en cuenta la baja huella de carbono y su maravilloso comportamiento higrotérmico, propio de los materiales naturales. Salud, ecología y buen comportamiento se combinan para construir este sueño: cal en las paredes (en forma de morteros o pinturas), fibra de madera en los aislamientos, madera como nuevo elemento estructural en la fachada sur y en la parte del forjado que faltaba para completar la planta piso, madera en las ventanas y lucernarios, madera en el suelo de la planta piso, y cerámica de la Bisbal en el pavimento de la planta baja y revestimientos de baños y cocina, tejas recuperadas para la cubierta… y la piedra existente en las medianeras, que nos regala tanta inercia térmica.

Un patio al sur donde las plantas son las protagonistas: vegetación autóctona que requiere poco riego y mantenimiento, plantas aromáticas que utilizamos en la cocina, una incipiente parra que nos dará sombra en verano y dejará pasar el sol en invierno, un pequeño huerto…

Desde la calle, el resultado formal es el de una casa integrada en el pueblo, que dialoga con él como si siempre hubiera formado parte.

LA GARRIGA

La Garriga tiene un rico patrimonio arquitectónico modernista, cuyo máximo exponente fue Manuel Joaquim Raspall, quien construyó muchas casas en la zona. Uno de los elementos más representativos visualmente de esta arquitectura es la cerámica vidriada de múltiples colores, que también se encuentra en estas casas en diversas combinaciones. Para nuestra casa, teníamos claro que queríamos establecer un humilde diálogo con esta tradición, y por ello encontramos esta baldosa amarilla de 15x15 cm, junto con la pieza de celosía cuadrada que remata esta parte de la fachada. En la cocina, encontramos la clásica pieza de cartabón en la combinación amarillo/terracota, que también aparece en la casa Josep Reig, en la calle dels Banys.

Si queréis saber quiénes somos, cómo pensamos y cómo entendemos la arquitectura, esta casa somos nosotros mismos. ¡Venid a vernos y lo entenderéis! ;)

Pasad a saludar! 🤗

Siguiente
Siguiente

Confort y luz cerca del mar